miércoles, 17 de marzo de 2010




No saben cómo, pero están ahí sin poder salir.

Se acercan y ya no pueden volver atrás.

Se miran y esa sensación tan extraña recorre completamente sus cuerpos.

Se vuelve inevitable el futuro que ambos predicen.

El tiempo se detiene y en la oscuridad de la noche sienten que sus labios no pueden separarse.

Casi sin darse cuenta, la magia de la luna los toma de rehenes y hace que sus cuerpos se llamen hasta que salga el sol, y así, olvidar lo que sucedió.