
No saben cómo, pero están ahí sin poder salir.
Se acercan y ya no pueden volver atrás.
Se miran y esa sensación tan extraña recorre completamente sus cuerpos.
Se vuelve inevitable el futuro que ambos predicen.
El tiempo se detiene y en la oscuridad de la noche sienten que sus labios no pueden separarse.
Casi sin darse cuenta, la magia de la luna los toma de rehenes y hace que sus cuerpos se llamen hasta que salga el sol, y así, olvidar lo que sucedió.